APARICION #191

Aparición del día Jueves 6 de Septiembre a las 20:00 horas. 

Ha llegado la hora de un nuevo encuentro con la Madre de Dios. Miguel Ángel ha llegado hasta el Jardín Santo; ha ingresado y cae violentamente de rodillas. Se persigna y fija su mirada al cielo, en dirección al olivo. Ha dicho a Óscar: Mira lo que está aquí arriba, Óscar. Éste contesta: ¡Sí lo veo, sí lo veo! Levanten los crucifijos, dice Miguel Ángel, incorporándose y saliendo del Santuario. Miren la cruz que está arriba en el cielo. Efectivamente, hay una cruz blanca y es muy nítida. Miguel Ángel gira y es seguido por un gran número de personas e ingresa nuevamente al Santuario.

El vidente ahora dice: De a uno por uno, váyanle preguntando. Sin dobles intenciones y Ella les irá respondiendo. La Señora pide que todos conversen con Ella, que le hagan preguntas y Ella va a ir contestándoles, por primera vez aquí en Chile.

Va a tener que ser fuerte, para que todos escuchen.

Habla una mujer. Lo que yo te pregunto, Madre mía, ¿cuando yo venía del hogar y te apareciste tú, madrecita, yo quisiera saber si es así, Madre? La Señora dice que no.

¿Madre, qué quieres de mí? ¿Qué debo hacer para con mis hermanos y para con mis adversarios y todos los niños que tengo a mi cargo?

Que cambies de vida y te acerques más al camino de Dios. Eso es lo único que quiero.

Virgen Santísima, yo te pregunto, ¿hay muchas veces en que no puedo venir acá?, pregunta otra mujer.

Dios está en todas partes donde hay oración e incluso está en… Más el que reza con fervor, Yo estaré ahí.

Madre mía, Tú te llevaste a mi padre el 21 de junio. Recibí un fuerte olor a incienso cuando expiró. ¿Eras Tú?, pregunta otra mujer.

Esa respuesta aún no te la doy.

Madre Santísima, ayer he ido a la casa de Dios y porque pedí la Comunión hincada, el Sacerdote no me la dio. Madre, me sentí muy desalentada en ese momento, pero Tú me diste las fuerzas suficientes.

Haz lo que te mande el Sacerdote, humildemente; humíllate, porque ellos van a ser juzgados al fin de los tiempos. Tendrán que pasar muchas cosas más. Habrá que hacer muchos sacrificios. Obedeced, pero no ser como ellos. Seguid orando para la conversión de los pecadores. Orad mucho.

La Señora sonríe, no ha dicho nada más.

Señora, ¿fuiste Tú la que me visitaste el 15 de agosto de 1983, junto con mi esposo?

Dímelo por favor, porque él no cree.

Donde hay oración, siempre estoy Yo. Mi Hijo primero.

A continuación hay una pregunta sobre la conversión. Es difícil captarla textualmente, ya que la persona que la formula se encuentra lejos del micrófono.

Si hacéis lo que os pido, se van a convertir muchos. Él pide penitencia, oración y rezad mucho el Rosario. Que todos se acerquen a la Comunión, ahí se convertirán muchos.

Ahora pregunta un hombre y lo hace respecto al Obispo.

Obedeced, pero no ser como ellos. Amarlo más y orad por ellos. Más tú tienes una misión:

La misión de salvar almas que van a la perdición.

Pregunta una mujer, pero no se escucha de qué se trata.

No tengas miedo. Estad firme, muy firme, porque llegará el día crítico.

No se escucha la pregunta de otra mujer.

Pedid por los enfermos, pedid mucho, con mucha Fe. Pedid al cielo, sin vergüenza.

Pedidle, porque el cielo les dará todo.

Madre mía, pregunta una mujer, yo soy de las personas que estuve el 2 de mayo ¿Eras Tú la que estaba en el Santuario?

No, no era yo. San Miguel custodia mi Santuario.

Ahora Miguel Ángel le dice a Nuestra Señora:

¡Oiga! Yo también voy a hacer una chiquitita. ¡Gracias! … Esa (el vidente ríe), luego dice:

Pregunta, pues hoy es el último día que… Por primera y última vez.

Madre, dice otra mujer, te quiero dar las gracias por haber venido a Chile y a Peñablanca en especial. Madre, te pido por la Coralí… como todas las niñas.

Por eso, dice otra mujer

Eso, se lo he prometido Yo a ella; cuando estuve con ella.

La siguiente pregunta, también de una mujer, tampoco se escucha.

Orad mucho, mucho, mucho, porque esa es la fuerza más grande.

Te pido por el Óscar y el Aldo, que Tú les des fuerzas, dice una mujer.

La Señora sonríe.

Elevad todas las oraciones al Eterno, como lo he dicho en Fátima y hoy en Peñablanca.

Haced lo que os pido y habrá paz.

Yo tanto te he pedido que protejas a mis hijos. ¿Por qué mis hijos mayores…? pregunta una señora. La pregunta la formula la madre de Coralí.

Son los designios del Padre, mas habrá que rezar mucho; más sacrificio. Todo lo que te pase es para la Gloria de Dios y la conversión de los pecadores.

No tengan miedo, porque todo el mundo a veces tiene miedo de las cosas de Dios.

Porque la promesa mía es que cuando todos recen un Rosario a las nueve, Yo pasaré por ahí tirándoles bendiciones.

¿Qué puedo hacer para que en mi casa entre la oración?, pregunta una señora.

Mucha penitencia y cambiad de vida.

¿Qué es cambiar de vida? Pregunta otra mujer.

Cambiar de vida es retornar al camino de Dios. Ser humilde y compasivo con los demás.

Si te ofenden, poned la otra mejilla y soportar tu cruz, como mi Hijo la soportó.

Cambiar de vida es cambiar y limpiar vuestros corazones para esperar a mi Hijo en su Segunda Venida.

No se escucha la pregunta, pero es de otra mujer.

Eso, Yo no te lo pedí, pero sí te diré una cosa. Examínate a ti misma y ahí lo verás.

Madre mía, te pido que me respondas. Mi hijo se mejoró, pero la mejoría que tuvo, ¿es para siempre, o es mejoría por un tiempo no más?, quiere saber una mujer.

Dios es misericordioso. Ten fe y la respuesta estará en ti muy pronto.

Madre mía, te pido por mi hijo.

Pediré al Padre, pero él deberá tener todas sus fuerzas.

Madre mía, tengo un hijo que se fue hace ocho años y no sé nada de él. Madrecita, quisiera saber cómo está, pregunta una mujer.

Mas la Santísima Virgen se puso triste, dice Miguel Ángel.

Madre mía, yo quisiera pedirte en nombre de todos los que estamos aquí, que nos aconsejes y nos digas qué podemos responderle al hermano Caballería, que cayó en un error hablando algo que no era, porque todos estamos confundidos, pregunta una señora.

Amadlo mucho, mucho. Mucho más que antes y perdonadle, porque todos caen en tentación. No le tengas rencor. Hablad con él y amadle más aún, porque está arrepentido y ha vuelto al camino correcto.

En tu nombre lo haré, gracias, le responde la mujer.Te pido, Virgencita, por la salud de mi hijo. Que se mejore de una hernia que tiene, dice otra mujer.

A estas peticiones, debéis de rezar mucho y encomendaros a Dios.

A todos: Enfermos y conversiones, depende de vosotros que vuestros hijos, esposos y amigos se conviertan.

Madre, yo tengo tres hijas mujeres; son muy soberbias, muy atrevidas ¿Qué puedo hacer con ellas?, pregunta otra mujer.

Dadle el amor que una madre debe de tener con sus hijos. Porque, más bien está escrito. Honrarás a tu madre y a tu padre.

No se entiende la siguiente pregunta de una mujer.

Orad mucho; muchos sacrificios. Muchos sacrificios para expiación de los pecadores.

No se entiende tampoco, la pregunta que hace otra mujer, más bien, no se escucha.

Yo estoy aquí, la Llena de Gracia, la Madre del Cristo Viviente y Reinante por todos los siglos.

El que va a venir a juzgar a los vivos y a los muertos. El Rey de Reyes. Mi Hijo, El Buen Pastor.

Miguel Ángel se ha incorporado, continúa mirando hacia el norte. Luego dice: Los hombres no preguntan casi nada.

Te pido por la salud de mi señora.

¿Por qué dudamos?, pregunta otro.

Porque sois frágil. Porque no tenéis la Fe suficiente para proclamar a Dios, El Rey de Reyes, El Todopoderoso.

Afirmarse, no ser tibios, porque Dios los vomita. Todo lo bueno es bueno y lo malo es malo. Tu corazón te dirá lo que es bueno y lo que es malo. Orad mucho. Rezad el Rosario diariamente; los 15 misterios.

Quisiera preguntarte, ¿qué puedo hacer para curarme de la enfermedad que Tú sabes que tengo?, pregunta otro hombre.

Puedo decir: Orad mucho y pedid a Dios.

No se entiende la pregunta de una mujer.

No lo ofendan más. Pero si Yo llamo aquí, venid, porque él no puede prohibir a los hijos venir a orar.

Madre, Tú en otras apariciones nos has hablado del Concilio Vaticano II y de la Biblia.

¿Nos podrías aclarar un poco más eso?, pregunta un hombre.

Qué pena, qué pena, qué pena, dice Miguel Ángel, y se pone a llorar.

Tras unos segundos dice:

Habrá muchos cambios. Los Sacerdotes se han sacado la sotana. En los conventos hay muchos cambios; ya no se respeta el Cuerpo de Cristo. Haced lo que ellos mandan, pero nuevamente, no sed como ellos. Orad mucho por vuestras almas.

Yo quiero que Tú me des una respuesta. Creo en ti y estoy dispuesta a ser fiel a tu Hijo.

Gracias, Madre.

Luego te va a dar un mensaje, le dice Miguel Ángel a la mujer que hizo la pregunta.

A todos los que estáis enfermos, os pido: Rezad mucho y pedidle al Padre. Con eso obtendrán el fruto bueno y la Misericordia del Todopoderoso.

¿Serán reconocidas estas apariciones?, pregunta un hombre.

No serán reconocidas aún. Dirán muchas cosas, pero al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. No te diré cuándo, pero sí avisaré.

La siguiente pregunta no se escucha.

Porque Dios es Misericordioso con todos sus hijos. Pedidle a Él y no pongáis a prueba a Dios.

¿Cómo me va a ir en mi trabajo, Madre?, pregunta una mujer.

No hubo respuesta.

Madre Santísima, te quiero preguntar: Yo soy un misionero cristiano. Muchas veces Tú me pruebas, pero hoy te doy gracias. Te pido que me des más fuerzas… por esta labor

Cuántas veces ha dicho mi Hijo: Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

No se escucha la pregunta, que formula una mujer.

Nuevamente la misma que he dicho. Porque eres tibia. Una de dos, fría o caliente.

Tibios, Dios los vomita.

No se escucha la pregunta que acaba de formular un hombre.

Este misionero enumera en público sus obras de bien.

A mi Hijo. Él es La Verdad y el Camino.

Miguel Ángel se despide de Nuestra Señora, hace una reverencia, se persigna y sale del éxtasis.

Nota de María Luisa Paredes

Desde las 8 hasta las 11 de la noche, tres horas hemos estado, porque en realidad fue así, conversando de hijo (a) a Madre con la Santísima Virgen.

Tenemos la maravillosa sensación de haber estado con Ella, viéndola y nosotros a su alrededor en una maravillosa charla que hubiéramos deseado se prolongara para siempre.

Nos queda, eso sí, la impresión que muchas preguntas fueron muy interesadas y de poco provecho. Pero en general, las respuestas de Nuestra Señora han sido de un hondo contenido amoroso y de sabiduría, sencillas de comprender.

Lo único que nos queda dando vueltas, es el hecho de nuestra insignificancia e imperfección, que no nos permite sacarle un provecho más valioso a tan profundas palabras. Qué débiles somos en nuestra Fe, en la oración y en el constante perfeccionamiento que requerimos para ser mejores de lo que somos.

Jamás en una aparición se había dado esta oportunidad de conversar con la Madre del Cielo.

Ha sido entonces un regalo que sólo el Cielo sabe dar en esta visita a la tierra. Mientras tanto, en el Monte Carmelo se trabaja esforzadamente en la construcción de la capilla.

Muchos hermanos han tomado el trabajo como un deber, bajo la dirección del arquitecto Francisco Soto y del constructor civil Raúl Rojas, sin dejar de orar.

Se prepara la comida para los trabajadores. Comenzando por la abuelita Teresa, muchas de nosotras colaboramos en este aspecto. Para quien escribe estas páginas, en lo que se refiere a la ayuda al prójimo, se hace con alegría, emoción y entusiasmo. La etapa de la construcción va a ser inolvidable y creo que muchos de los que ahí estuvimos, recordaremos agradecidos.

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