Aparición 73

SÁBADO 5 DE MAYO DE 1984 7:00 PM

APARICIÓN N° 73

(NUESTRA SEÑORA; EN PEÑABLANCA)

Cuando rezábamos el santo Rosario comienza la aparición. La Santísima Virgen pide que ingresemos descalzos nuevamente al Recinto Santo y que bajo el eucaliptus donde Ella se aparece recemos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

Luego, Miguel Ángel inicia el éxtasis conversando con su Madre del Cielo. Su diálogo y su actitud son francamente conmovedores.

El tosco muchacho es puro amor hacia la Señora.

Yo te quiero y me dan ganas de irme contigo. ¿Cuándo me vas a llevar al cielo, ah? Una vez dicho esto, Miguel Ángel se abraza al espino que está junto al eucaliptus y apoya su cara contra las ramas llenas de púas, sin demostrar molestia o dolor alguno. Su expresión es de amor franco y verdadero.

Oiga, Señora, también le iba a hacer una consulta, le dice, ¿la puedo?

Al parecer, la Santísima Virgen le dice que sí, ya que el vidente le pregunta:

¿Qué más le gusta que le digan: Madre de Dios o Llena de Gracia?

La Santísima Virgen no le responde, al menos a viva voz, pero después del éxtasis, Miguel Ángel refiere que le dijo que las dos denominaciones están en el Ave María.

La Señora dice: Que pensemos en la Pasión de Cristo.

En seguida, Miguel Ángel inicia otro de sus diálogos con la Santísima Virgen y le oímos decir lo siguiente:

Hoy día estábamos hablando y dijeron que los chilenos la habíamos tratado bien mal a Usted, porque en otros países la gente es bien buena. En Chile dicen que todos son Marianos, pero cuando Usted llega aquí a dar mensajes de amor, la tratan de repente más mal. ¿Se enojó por eso?, ¿no se pone triste?

Su diálogo es constante y por sus palabras, entendemos que la Santísima Virgen ha sentido dolor por nuestra desconfianza y la incredulidad. Luego sigue hablando. Pobrecita…, y por qué no me dijo la otra vez? Sí, porque estábamos hablando que daba muchos signos, muchas cosas y la gente sigue… Todos nosotros la hemos tratado mal, no le dimos la bienvenida. Sí, pero yo te voy a curar, ¿ya?.

Miguel Ángel le está reconociendo que la gente pareciera no estar conforme con todas las señales que ha habido La voz del vidente demuestra una gran ternura. Te vamos a hacer una cosa desde mañana, le propone Miguel Ángel, porque hoy es primer día de sábado. Hoy día se hace reparación al Inmaculado Corazón, como dijo Usted en Fátima que se hiciera, ¿ya?

Nuevamente, pareciera ser que la Santísima Virgen le contesta que sí, ya que continúa: Entonces vamos a hacerlo en vez de un mes, la vamos a hacer también este otro sábado, el segundo sábado y después, el tercero, sí, ¿se puede? … Nosotros te vamos a quitar esa yayita que tienes. Sé que sí.

Yo sé que no todos tienen el corazón duro. Yo sé que algunos chilenos se salvan. Yo sé que somos buenos, ¿cierto? Decimos no, pero a lo mejor por dentro, decimos sí. De repente nos pasa eso, decimos no, pero pensamos sí. Sí, porque tú misma me dijiste la otra vez… ¡Ah!, claro. Ahora pareciera ser que Miguel Ángel ve a alguien más junto a la Virgen María, ya que dice: Oye, Niñito. No crece mucho, porque cuando lo vi el año pasado, estaba del mismo porte. Miguel Ángel está viendo al Niño Jesús. Su conversación prosigue.

¡Ah!, parece guagüita. Diga agú. Al parecer, extrañado, se dirige a la Santísima Virgen. Oiga, Señora. ¿Por qué no habla? (el Niñito). Oiga, pero es graciosito, ¿y no tiene frío? Luego dice: ¡Agú, agú!, se ríe. ¿Cuántos años tiene aquí Jesús? No sabemos qué le ha contestado la Santísima Virgen, pero él prosigue hablando y preguntando. Oiga, Niñito Jesús. ¿Por qué está tan Niñito, si cuando murió estaba viejito ya? La confianza con que Miguel Ángel conversa es asombrosa y conmovedora y cuando dice esto, trata de disimular su comentario, haciendo un gesto con su mano, como queriendo decir poco.

O sea, no tanto, rectifica el vidente. Pero estaba un poquito, tenía… Luego cambia su conversación por muestras de sorpresa. ¡Ah!, ¡ah! Nuestra Señora del Carmen… Sí, claro, pongámonos a rezar. Te pido por la conversión de los pecadores, por la Iglesia. Ayuda a los Obispos, al Papa, al clero. Una vez más en el diálogo del vidente con la Santísima Virgen, sale a relucir la preocupación de Ella por la Iglesia. Óigame algo. ¿Sabe?, me dan ganas de llevármelo a la casa. Parece una guagüita chica. Yo lo mudo. ¿Sabe?, yo sé mudar, porque cuando estábamos en la guardería, a veces mudábamos las guaguas, no ve que mi abuelita, mi mamá que me crió, tenía una guardería. Parece una guagüita de película y es bonito.

En estos momentos, Miguel Ángel llora y al parecer la Santísima Virgen le pregunta por qué lo hace.

Sí, no sé. De repente dicen, que el hombre no llora, pero no importa … No importa, dice entre sollozos. Su llanto es de emoción de alegría y de amor.

Claro, no. No me creo mucho la muerte, pero estoy feliz. Sí, qué alegría. Sí… qué alegría. Es evidente que la Señora le ha dado a entender su privilegio y que le ha preguntado si está contento con tal don.

Miguel Ángel está en actitud de comulgar, saca su lengua, pero la Sagrada Forma no se hace visible. La Santísima Virgen lo reconforta permitiendo que se le dé la Comunión. Hermoso premio.

Luego reza el Padre Nuestro, para decir después:

Jesucristo, perdona nuestros pecados. Nosotros los confesamos y tú nos perdonas, ¿ya?

¡Chao, Jesucristo!

Nos pide luego, que nos demos el saludo de la paz, cosa que hacemos y enseguida canta el Ave María. Ahora dice:

Alcemos nuestras manos al cielo e hincados roguemos al Señor, porque la Señora dice: Pedid, porque se os dará. Y luego nos aclara:

Lo más que quiere Ella, que cuando hagan mandas no den dinero, sino la manda más hermosa es cambiar la vida de uno, ayudar al prójimo y rezar el Rosario. El dinero no vale, sino el amor que tiene uno a Cristo, el amor al prójimo.

En nombre del Señor ¡Aleluya sea por siempre Señor!, y ¡Gloria a Él!

Ahora, Miguel Ángel canta el Alabaré que es coreado por todos los presentes.

La Señora pide mucha oración. Muchos y muchos sacrificios más. En estos tiempos meditar la Pasión de Nuestro Señor. Sólo debemos amar y tener un sólo Señor. No se puede tener a Dios y al dinero o al placer.

Tendremos que elegir entre los dos: Dios o el dinero.

Tanto amó Dios al mundo, que mandó a su Hijo para morir y salvarnos de la muerte eterna, y nosotros aún no nos damos cuenta; estamos ciegos, esa es la palabra, ciegos. Los que no ven, son no videntes, pero nosotros estamos ciegos del alma. Dejamos solo a Jesús Sacramentado, no le vamos a hacer compañía, ni por cinco minutos. Nos espera con los brazos abiertos, pero no nos postramos ante Él.

La Señora se pone triste.

Al terminar de transmitirnos el mensaje de la Santísima Virgen, Miguel Ángel exclama: Pueden sacar fotos al arbolito, con flash. (Se está refiriendo al eucaliptus de las apariciones).

En ese momento, caen rayos sobre el Recinto Santo. Son rayos de una luz intensísima, que están iluminando al árbol, especialmente al eucaliptus y a las banderas.

Mientras tanto, Miguel Ángel ha comenzado a cantar Shalom Myriam.

Luego la Santísima Virgen nos dice que por su intermedio, que todos los que están lejos de la reja, se acerquen y que todos se den el saludo de la paz.

Luego, Miguel Ángel canta la Canción de la Alegría coreada por miles de peregrinos y en seguida dice:

Seremos todos hermanos y con Cristo llegaremos todos a ser hermanos, como dice la canción, ¿cierto? Me gusta cuando dice: Más allá de las estrellas.

La Señora pide que todos sin excepción, todos, que vayan por grupos y que entren a rezar un Padre Nuestro y un Ave María, luego salen del Santuario, hasta que pasen los demás.

Miguel Ángel exclama: Lágrimas de sangre nuevamente…

Dice la Santísima Virgen que el hombre no quiere entender y sólo se está llevando a la destrucción. Pide también, que sea dado el mensaje que dio, porque se están cumpliendo las profecías y los mensajes.

Ahora dice: El hombre no quiere entender, pero mañana verá el día en que la gran imagen que han hecho, el cuadro, llorará sangre por los hombres, por todos aquellos, porque ha llegado al colmo la cólera. La copa está llena, todo está lleno. Si no cambiamos, la cólera de Dios será muy grande.

Parecemos víboras, víboras que corren hacia su carnada.

El mundo está próximo a una gran confusión, ha llegado al colmo, porque no se quiere oír a la Madre del Señor, a la Llena de Gracia.

Ahora se va triste y dice que habrá que hacer muchos sacrificios, porque las profecías se están cumpliendo.

Si el mundo no obedece, vendrá un gran castigo. Al igual que el agua se ve brillante y cristalina, pero esconde los más sucios y horrendos monstruos, así somos nosotros: limpios por fuera, pero sucios por dentro.

El mundo no quiere entender. Serán muy pocos los que se salven y muchos irán al infierno.

La Señora está hablando muy seria y muy triste, nos advierte Miguel Ángel, luego de tan dura verdad, y agrega: si supieran ustedes el camino por el que vamos, no quisieran vivir.

Todo está en el mensaje que dio en marzo; no se ha dado, pero está escrito;

muchas cosas. Su voz cambia a una voz femenina y dice:

“Os pido oración y que no ofendáis más a mi Hijo, Vuestro Señor. Os pido que recéis mucho, que hagáis mucha penitencia, porque luego llegará la cólera de Dios.

Mi corazón se entristece por todos los pecadores y os pido que recéis mucho. Yo he venido a Chile a salvar almas que van a la perdición. No se me quiere oír, ni escuchar nada. Si dejan pasar estas palabras, ¿qué cuentas van a dar al Eterno? Meditad mucho, porque Yo estoy aquí y no he venido en vano. Yo soy la Dama Blanca de la Paz, que os quiere salvar y os ama a vosotros, a todos.

Mirad, todos ustedes son mis hijos, todos sin excepción. Os amo y os quiero, pero pido también, como Yo los amo, que ustedes amen al Señor, vuestro Dios, que murió en la cruz por vosotros.

Yo soy El Corazón Inmaculado de la Encarnación del Hijo de Dios, la Dama Blanca de la Paz”.

Miguel Ángel dice, luego de recobrar su voz normal:

Sí, sí, Señora. Chao. ¡Adiós!, mañana nos vemos.

En ese momento, todos rezamos el Ave María, impactados y conscientes de lo que nos dijo la Santísima Virgen por intermedio del vidente.

Ahora Miguel Ángel dice: Todas las palabras que Ella ha dicho se cumplirán al pie de la letra, al igual que muchos mensajes que ya se han cumplido.

El vidente recuerda algo tal como se lo dijo la Santísima Virgen, hace ya algún tiempo atrás: De cierto te digo, Miguel Ángel, que Estados Unidos pondrá en órbita un satélite solar en abril, y así ocurrió. También dijo una profecía muy triste, por el sucesor de Pedro. También ha dicho otra, que la Iglesia va a tener grandes cambios. Los mensajes se darán mañana todos, todos los que ha dado ya, para que vayan viendo que se van cumpliendo, para que después no digan, después que pasan, dicen que Ella lo dijo.

Pero van a ver que hay muchos mensajes para el futuro y todos a su debido tiempo, van a ir ocurriendo. Al igual que hay un terremoto que tiene que azotar la V Región, Santiago, Curicó, Talca, Concepción, Rancagua y Mendoza. Será en la noche. Mañana se dará el día. No hay que temer, porque si uno está con Cristo nada teme. Ella va a dar palabras de amor; Ella es buena, al igual que Dios, pero llegó al colmo su cólera, porque nosotros lo pedimos. Nosotros pedimos a Cristo que Dios nos castigue, así lo hacemos, porque no cambiamos y no queremos escuchar a Cristo ni a su Madre tampoco.

Mañana será con predicción, pero primero habrá que ir a Misa; ahí se darán los mensajes, tal como los dio Ella, menos los secretos, sino los mensajes que no se han dado aún. Luego de estas palabras, Miguel Ángel reza al arcángel San Miguel y sale del éxtasis. Todos los peregrinos, emocionados, rezamos Bendita sea tu Pureza.

Nota: Son cerca de las 10 PM, mientras centenares de fieles esperan su turno para ingresar al Santuario y rezar lo que ha pedido Nuestra Señora.

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